Uniendo las fronteras de Latinoamerica




11 jul 2009

La convocatoria al diálogo propuesta por EEUU, le terminó dando aire a los golpistas hondureños

Diarios en Bicicleta

Zelaya(izq.) se dirige a la prensa en Costa Rica el día despues de su derracimiento. A su lado, el Presidente de Costa Rica y actual gestor humanitario, Oscar Arias. Fuente: El País.

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca despertó una inusitada ola de esperanza en la comunidad internacional, la cual luego de soportar durante años los excesos de la administración de George W. Bush, se ilusionó con que la política exterior estadounidense podía llegar a experimentar un giro de ciento ochenta grados bajo la tutela del demócrata.
Con el paso de los días, se comenzó a hacer más que evidente que el anunciado “cambio” en EEUU no era tal.
Por ejemplo Obama anunció con “bombos y platillos” el retiro de las fuerzas militares de ocupación en Irak. Esta decisión obedece al planeamiento estratégico diseñado por el Petangono, que busca reagrupar al conjunto de las tropas en Afganistán para así fortalecer la lucha contra los taliban.
Otra desilusión grande sin dudas fue la decisión de Washington de continuar con las comisiones militares encargadas de “juzgar” a los prisioneros recluidos en la cárcel de Guantánamo.
La política exterior norteamericana históricamente ha sido implementada de una manera bipartidista, o sea consensuado entre demócratas y republicanos. A pesar de las diferencias de forma con la gestión Bush, la nueva administración en la Casa Blanca parece decidida ha continuar ignorando el pedido de los países que querían un cambio concreto en Washington, un reclamo que desde hace tiempo viene siendo enarbolado por varios países de la región latinoamericana.
“En EE.UU. ha cambiado la fisonomía de los gobernantes, pero no ha cambiado las políticas del imperio y cuando Barack Obama nos decía en la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago que no hay socios mayores ni socios menores, el presidente Obama mintió a Latinoamérica”.
Con estas contundentes palabras, el Presidente de Bolivia, Evo Morales, criticó el hecho de que la nueva administración norteamericana haya decidido ratificar la cancelación de las preferencias arancelarias andinas (ATPDEA) al país del Altiplano.
“Son puras calumnias, mentiras, falsas acusaciones del gobierno de Obama contra el gobierno de Bolivia” aseguró Morales, quien reconoció sentirse decepcionado por el hecho de que el demócrata haya decidido continuar con el castigo a la economía boliviana decretado durante los últimos tiempos del reinado de George W. Bush.
Uno de los últimos pasos en falso del gobierno estadounidense fue la decisión de sacar la discusión acerca del golpe de estado en Honduras del ámbito de la Organización de Estados Americanos (OEA); la cual a través del Secretario General, José Miguel Inzulza, venía llevando adelante una efectiva política de aislamiento del régimen de facto que tomó el poder por las armas en el país centroamericano el pasado 28 de Junio.
El anuncio de la Secretaria de estado, Hillary Clinton, mediante el cual se ungió como gestor de paz al Presidente costarricense Oscar Arias, no sólo le dio tiempo sino también entidad política a la junta de golpistas que -desde hace ya dos semanas- a punta de pistola echaron del poder al Presidente Constitucional Manuel Zelaya.

Los golpistas deberán hacer frente a un difícil panorama socioeconómico

Antes de que interviniera EEUU, el régimen de Roberto Micheletti se encontraba jaqueado debido al unánime rechazo de la comunidad internacional frente al golpe de estado. Las fronteras económicas con los demás países de Centroamérica actualmente se encuentran bloqueadas y por el momento los golpistas no han logrado que ningún país-salvo Israel - los reconozca como gobierno legítimo de Honduras.
En este sentido, Martín Barahona- ex Presidente del Colegio de Economistas de Honduras-, recalcó que si el escenario internacional continúa inflexible los militares no van a poder mantener la estabilidad macroeconómica en el país durante mucho tiempo más.
“Honduras no sería capaz de mantenerse por sí sola. Es un país altamente dependiente, cuyo presupuesto depende en un 30 por ciento de los préstamos de los organismos de crédito internacionales…Los programas de salud, de seguridad alimentaría y de desempleo serán, sin dudas, los más afectados”.
El gobierno de facto no sólo va a sufrir los estragos de verse imposibilitado de adquirir algún tipo de financiamiento internacional, en los últimos días tanto el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como el Banco Mundial (BM) y el Banco Centroamericano anunciaron el congelamiento de créditos por algo más de 300 millones de dólares, sino que también va a empezar a evidenciar los efectos de la suspensión del envío de petróleo por parte de Venezuela en el marco del acuerdo Petrocaribe: convenio que le permitía a Honduras recibir un crudo abundante y barato.
Si sumamos estos indicadores al hecho de que alrededor del sesenta por ciento del país centroamericano se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, podemos concluir que la escasez de recursos seguramente llevará a que la conflictividad social en Honduras se profundice con el paso de los días. Quizás por eso el régimen de facto ha decidido extender el toque de queda y el estado de sitio, para así tener bien “controladas” a las manifestaciones que reclaman por el retorno del Presidente Constitucional Manuel Zelaya.
No obstante este panorama desalentador, los golpistas parecen decididos a aferrarse en el poder. Aún continúan teniendo el respaldo de la burguesía local y la convocatoria al dialogo le ha permitido ganar un poco tiempo ante los constantes reclamos de la comunidad internacional.
El Presidente de la Bolivariana República de Venezuela, Hugo Chávez, sentenció que la convocatoria al dialogo finalmente terminará corriendo de escena la principal demanda enarbolada por los países que condenaron el golpe: el retorno incondicional de Manuel Zelaya a la Presidencial.
El primer encuentro en San José de Costa Rica entre los funcionarios del gobierno constitucional y el ilegitimo fracasó rotundamente debido a la intransigencia evidenciada por los emisarios de Michelletti.
La tarea humanitaria que tiene por delante el Presidente Oscar Arias seguramente será larga y difícil.
El experimentado mandatario, quien ganó el Premio Nobel de la Paz por su gestión humanitaria que logró poner fin al conflicto armado salvadoreño, pidió paciencia “el diálogo produce milagros, pero no instantáneos”; y volvió a remarcar que la salida forzada de Zelaya de Honduras representa un claro golpe de estado “eso es un rompimiento al orden constitucional. Para no usar otro eufemismo, es un golpe de Estado, y así lo reconoce la comunidad internacional”.
Los ojos de la comunidad internacional, y sobre todo de los países de América Latina, seguirán de cerca lo que ocurra con la resolución del conflicto hondureño. Lo que se resuelva en esta situación va a servir a la postre para evitar, o no, que las fuerzas militares de otros países se vean tentadas a imitar el golpe de estado llevado adelante en Honduras.

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