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2 mar 2009

El gobierno colombiano cambia de estrategia para intentar “seducir” a Washington

Diarios en Bicicleta


El canciller Jaime Bermudez realizó, junto a Juan Manuel Santos, una gira por Estados Unidos para así hacer "lobby" en pos de la firma del TLC. Fuente: El Tiempo

Mientras el gobierno de Álvaro Uribe continúa jaqueado a raíz del escándalo suscitado por las escuchas ilegales llevadas adelante por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el Ministro de Justicia colombiano, Juan Manuel Santos, y el canciller Jaime Bermúdez, realizaron una gira de tres días por Estados Unidos para así intentar “resucitar” el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado con Washington.
Los funcionarios mantuvieron reuniones de alto nivel con la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton; el Secretario de Defensa Robert Gates; el director de la CIA, León Panetta. Asimismo Bermúdez y Santos mantuvieron intensas conversaciones con representantes del Congreso, tanto republicanos como demócratas, para así intentar enfatizar en los “logros” alcanzados por el gobierno de Álvaro Uribe en relación a la protección de la actividad sindical en Colombia.
A pesar del esfuerzo de los emisarios de la Casa de Nariño, tanto el Congreso como el Presidente Barack Obama continúan firme en su intención de no dar vía libre al TLC hasta que no se evidencien mejoras tangenciales que garanticen la integridad física de líderes sindicales, comunidades afroamericanas y grupos indígenas.
Justamente el día que se produjo la llegada de Santos y Bermúdez a EEUU, alrededor de 45 congresistas estadounidenses le enviaron una carta pública al Presidente Obama para hacer público su desacuerdo con el Tratado Libre comercio suscripto con Colombia en el año 2006.
Los firmantes de la misiva resaltaron que durante el año 2008 fueron asesinados en el país latinoamericano 43 trabajadores sindicalizados y "eso es un incremento comparado al 2007 y eso que en ese tiempo Colombia ya estaba bajo el escrutinio relacionado con el TLC".
Los parlamentarios, quienes expresaron su preocupación por el hecho de que sigan "creciendo las revelaciones que vinculan al gobierno de Álvaro Uribe con grupos paramilitares"-muchas veces responsables del asesinato de los sindicalistas-, cerraron su escrito reiterando su decisión de no convalidar ningún tipo de “acuerdo de comercio con Colombia, hasta que no seamos testigos de un período de tiempo considerable durante el cual haya cesado la violación extrema de los derechos humanos de ciertos sectores de la población”.
A raíz de las profundas secuelas que ha dejado la crisis financiera internacional desatada en estos últimos meses, los preceptos económicos del liberalismo parece que se han convertido-hoy en día- en mala palabra para Washington.
Siendo concientes del cambio de coyuntura surgido luego de la asunción de Barack Obama el pasado 20 de enero, la Casa de Nariño decidió comenzar a diversificar su agenda con los Estados Unidos. Al mostrar su interés en temas que son de relevancia para la nueva administración de Washington, como por ejemplo el medio ambiente y las fuentes de energía renovable, el gobierno colombiano pretende mantener latente el pedido del TLC para así esperar que en un futuro- cuando el panorama macroeconómico en la nación del norte mejore- se pueda abrir una nueva ventana que permita resucitar el acuerdo de libre comercio suscripto por ambas naciones.
Sobre este tema el canciller colombiano Jaime Bermúdez señaló "Tenemos que ser muy prudentes, porque no podemos llegar a Washington todos los días a decir ¿qué hubo del TLC? Pero igual tenemos que ser persistentes, seguir trabajando ante el Congreso, explicando lo importante que es ese tema también para EUUU”.
El “operativo de seducción” lanzado por Bogota justo una semana antes que el Presidente Barack Obama de a conocer oficialmente al Congreso su política comercial, apunta a convencer a los demócratas que la situación de los derechos humanos y sindicales en Colombia no “es tan mala como parece”.
Además los emisarios de la Casa de Nariño ante Washington cambiaron el tono discursivo que utilizaron durante las visitas realizadas bajo la gestión de George W. Bush: cuando el gobierno de Uribe gozaba de privilegios a raíz de los estrechos vínculos comerciales y militares entablados entre ambas naciones.
“Tenemos que reconocer la circunstancia actual, el ambiente y el clima político en EEUU, y la nueva administración, donde hay temas de gran prioridad como la crisis financiera", señaló el canciller Bermúdez en un encuentro realizado en el Brookings Institution.
O sea que Bogota esta trabajando para encontrar “lenguajes comunes” que le permitan ganar la confianza de los nuevos miembros del gabinete estadounidense.
En este sentido tiene que entenderse que durante la gira por EEUU Juan Manuel Santos y Jaime Bermúdez hayan mostrado interés en temas como el desarrollo de fuentes de energía renovable, como por ejemplo el etanol. Al ser concientes que los demócratas se preocupan bastante por la naturaleza, los funcionarios también tomaron un poco de distancia frente a la política de fumigación -con glisofato- de cultivos ilegales llevada adelante indiscriminadamente durante estos últimos años por el gobierno colombiano.
Los “guiños” hacia los nuevos inquilinos de la Casa Blanca no terminaron ahí, ya que Santos propuso que las bases militares colombianas desarrollen buena parte de las actividades antinarcóticos que hoy en día lleva adelante la base estadounidense ubicada en la localidad ecuatoriana de Manta (recordemos que por disposición soberana del Presidente Rafael Correa, los marines deberán irse de ese lugar en menos de siete meses).
"Estamos ampliando la cooperación en todo sentido. Parte de eso es el acceso (de EEUU) a nuestras bases y eso es lo que estamos negociando.... En un acuerdo de esa naturaleza lo que hay es acceso por ejemplo a nuestras bases, otorgamiento de permisos especiales. No es nuevo por que EEUU ya tiene acceso al país. (Pero) en lugar de tener un tipo de aviones de ahora en más podrán tener otros, es lo que estamos negociando", afirmó el Ministro colombiano.
Este nuevo acuerdo militar propuesto la Casa de Nariño- que apunta a ganarse la confianza de los sectores duros del gabinete de Obama, como el Secretario de Defensa, Robert Gates- le va a permitir al Pentágono poder instalar a lo largo de todo el territorio colombiano equipos de inteligencia satelital y radares que no estaban permitidos por los convenios anteriores.
El gobierno de Álvaro Uribe parece estar dispuesto a hacer todo lo necesario para demostrar su subordinación hacia Washington, a tal punto que Juan Manuel Santos propuso que soldados y policías colombianos refuercen el contingente militar estadounidense que hoy en día opera en Afganistán.
A diferencia de la actitud soberana adoptada por el resto de la región, la administración uribista parece estar dispuesta a conceder a La Casa Blanca todo tipo de privilegios, para poder así mantener los privilegios económicos y militares (el Plan Colombia) otorgados por Washington durante los últimos años.

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