Uribe está dispuesto a estrechar aún más los lazos militares con EEUU, para poder resucitar el Tratado de Libre Comercio firmado en 2006. Fuente: presidencia.gov.co
"Las tropas norteamericanas en Colombia hacen y deshacen y son una amenaza para Venezuela y la región. Por eso nosotros lamentamos esta situación, nos vemos obligados a revisar las relaciones con Colombia…Les están abriendo las puertas a quienes nos agreden permanentemente, a quiénes han derrocado gobiernos y a quiénes están apoyando el golpe en Honduras, bueno, al Gobierno de Estados Unidos".
Con estas palabras el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, salió a criticar la decisión del gobierno de Álvaro Uribe de permitir la instalación de nuevas bases estadounidenses en territorio colombiano, las cuales supuestamente estarán encargadas de llevar adelante las tareas antinarcóticos que los marines realizaban de la base ecuatoriana Manta.
El Pentágono deberá abandonar la plataforma aérea el próximo 18 de Septiembre, debido a la decisión del Presidente Rafael Correa de no renovar el convenio firmado con EEUU allá por el año 1998.
Para poder continuar llevando adelante su “lucha antinarcóticos” y de paso poder continuar perpetuando su presencia militar en la región, Washington recurrió a su más férreo aliado- el gobierno de Colombia- para así conseguir un lugar donde ubicar a los miles de militares que pronto abandonaran el territorio ecuatoriano.
La presencia militar de la Casa Blanca en Colombia data de varios años. Por ejemplo, según datos dados a conocer por la embajada estadounidense en Bogota, en Junio de 2009 un total de 268 militares y 308 contratistas civiles prestaron servicios como parte del mecanismo de implementación del Plan Colombia.
El propio Presidente Uribe es quien con mayor fuerza ha impulsado la dependencia con los Estados Unidos. Por eso, pensando quizás que de esta manera finalmente logrará que el Congreso norteamericano apruebe el Tratado de Libre Comercio suscripto en el año 2006, al Mandatario no le tembló la mano al momento de ofrecerle a Washington la utilización de las bases de Palanquero, Apiay y Malambo.
Es más el acuerdo de cooperación militar no sólo estipularía que los marines tomen el control de tres bases aéreas, sino que también se está negociando para que su presencia se extienda a las bases navales de Bahía Málaga (que tiene salida al Pacifico) y Cartagena (que da al Atlántico).
El convenio, que se rubricará formalmente en el mes de agosto, permitirá que más de 800 militares estadounidenses circulen por el interior de Colombia gozando de inmunidad diplomática.
No obstante esto, el Presidente Álvaro Uribe rápidamente salió a los medios a decir que su gobierno garantizará el respeto de los “principios de jurisdicción nacional sobre personal militar y soberanía del territorio, a su vez se estudia un procedimiento para que la inmunidad no sea impunidad".
En este sentido, el canciller Jaime Bermúdez aseguró que la decisión de Bogotá de estrechar lazos militares con EEUU no tiene porque afectar las relaciones con los países vecinos, pues todas “las actividades se llevarán a cabo en territorio nacional. Por el contrario, manifestó, deberían estar tranquilos por que se está luchando contra el narcotráfico”.
Para finalizar Bermúdez resaltó que la cooperación con Washington se remonta a 50 años atrás y que el nuevo convenio que se está discutiendo respetará los principios basados en la “neutralidad y el respeto a la soberanía de terceros países”.
Repercusiones en la región
Más allá de que desde la Casa de Nariño intenta tranquilizar a los demás países de la región argumentando que el acuerdo con EEUU no hará peligrar la soberanía de terceros países, lo cierto es que el anuncio trajo un poco de resquemor, sobre todo de parte de Ecuador.
Recordemos que estado el 1 de marzo del año pasado sufrió la violación de su soberanía territorial de parte del ejército colombiano, quien en un operativo realizado en la localidad fronteriza de Sucumbíos logró dar de baja al número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Raúl Reyes. Varios gobernantes latinoamericanos resaltaron que aviones norteamericanos emplazados en la base de Manta participaron de este operativo, una denuncia que nunca pudo ser comprobada.
Ahora que el foco de tensión entre ambos países vuelve a entrar en escena, a raíz del conflicto suscitado por la decisión de la justicia ecuatoriana de solicitar la extradición del ex Ministro de Justicia colombiano, Juan Manuel Santos (por hallarlo culpable de la denominada operación Fénix), desde Quito miran preocupados los alcances del convenio militar que está por sellar la administración uribista con Washington.
Hugo Chávez enfatizó que este acuerdo que se está por cerrar forma parte de un cuadro de agresión ideado por el imperio para atacar a la Revolución Bolivariana. "Acaban de anunciar desde Washington y Bogota que dentro de poco comenzarán a llegar miles de soldados yanquis a Colombia a cuatro nuevas bases militares, ellos dicen que para luchar contra el narcotráfico. Además, han publicado un nuevo informe donde dicen que Chávez apoya las redes del narcotráfico (…) y el gobierno de Israel ha dicho ayer que en la guajira venezolana ya se están instalando células terroristas, vean ustedes, todo un cuadro de agresión contra Venezuela”.
A estas críticas se sumó el Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien señaló que la instalación de las bases militares gringas representa una clara “violación a la soberanía de Colombia y de los pueblos de América Latina y el Caribe, que no queremos más bases estadounidense ni de ningún país, no queremos más bases. Es una amenaza para la seguridad de toda la región".
A pesar de los intentos de la Casa de Nariño de bajar los decibeles a la polémica suscitada, la instalación de las bases norteamericanas en territorio colombiano sin dudas busca intimidar a los países que lideran el proceso de integración latinoamericano. Muchos de los cuales comienzan a descreer de la “nueva era” inaugurada por Obama.
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