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22 ago 2008

La difícil odisea que deberá enfrentar el gobierno de Lugo

Paraguay presencia esperanzado el cambio de gobierno, sin embargo son muchos los retos que éste deberá afrontar para lograr las transformaciones estructurales en el país.

Con voz firme y ante la mirada atenta de miles de paraguayos, Fernando Lugo asumió el nuevo mandato. Su discurso duró algo más de media hora, fue en español y en guaraní, y expresó lo que muchas veces dijo en campaña: su objetivo es terminar con la corrupción, combatir la pobreza y el analfabetismo, en un gobierno que sea incluyente, honrado y austero. La vestimenta sencilla que lucía, subrayaba ésta última aspiración, así como sus declaraciones anteriores de renunciar al sueldo como mandatario.
Lugo se erige como la esperanza de un pueblo cansado de atropellos y vejaciones, que aunque expectante, sopesa el futuro con cautela. Sin lugar a dudas, el ex obispo simboliza un triunfo: el de derrotar a un partido, el Colorado, enquistado en el poder desde hace poco más de seis décadas. Y es un doble triunfo, porque la derrota se dio en las urnas, en unas elecciones donde la concurrencia fue masiva: un 66% de participación ciudadana.

Una “mochila” pesada

La asunción de Lugo es, no hay duda en ello, un cambio histórico. ¿Podrá el cura devenido en político estar a la altura de las expectativas? La respuesta tendrá lugar en los próximos meses, mientras tanto el mandatario deberá enfrentar varios retos que pondrán en jaque su audacia como líder.
El primero será reflotar importantes empresas estatales cuyos números están en rojo y su productividad en cero. Principalmente Petropar, empresa petrolera estatal que adeuda unos 300 millones de dólares y está declarada en quiebra y la INC (Industria Nacional del Cemento) cuya producción está paralizada. También están en situación de riesgo el Ferrocarril, Capasa (Cañas Paraguayas Sociedad Anónima), Essap (Empresa de Servicios Sanitarios de Paraguay), ANDE (Administración Nacional de Electricidad) y Copaco (Compañía Paraguaya de Comunicaciones), entre otras. Muchas de estas empresas no sólo requieren una reestructuración sino también una inyección de nuevos capitales para salir de la parálisis en que están inmersas.
Otro desafío, no sólo importante sino también urgente, es el de encontrar una solución al conflicto por las tierras que se da en las zonas rurales del país. Miles de familias campesinas, sumidas en la extrema pobreza, reclaman una reforma agraria a fin de obtener un terreno propio. El plan del gobierno es realizar un catastro nacional para determinar la propiedad de las tierras y realizar la reforma agraria respetando “la Constitución, las leyes y el Estatuto Agrario”, como afirmó el flamante presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert), Alberto Alderete.
Lugo saluda luego de recibir el bando presidencial

Pero aunque el gobierno apueste al diálogo entre propietarios y campesinos, éstos últimos exigen medidas inmediatas. "Lugo nos prometió que apenas asuma el gobierno nos dará la tierra, ya sea por vía de expropiación sin costo o por la compra directa a sus propietarios", comentó Luis Aguayo, secretario general de la Mesa Coordinadora de Organizaciones Campesinas (MCNOC). Esta presión de las organizaciones campesinas, hace necesario que las medidas sean urgentes para dar un principio de solución al conflicto y evitar nuevas invasiones masivas de tierras, metodología utilizada en las últimas protestas.

Por otra parte, otro de los grandes retos del nuevo gobierno es el de reducir la pobreza de un país donde, en el 2005, el 60.5 de la población vivía en la pobreza y 32.1 en la indigencia, según datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). Para ello, el gobierno buscará diversificar la economía nacional que depende excesivamente del cultivo de soja y apostará a la renegociación de los contratos de las centrales hidroeléctricas binacionales Itaipú y Yaciretá con los gobiernos de Argentina y Brasil. Con lo cual, Lugo pretende aumentar en 1.800 millones de dólares las ganancias, los cuales destinaría a un plan social integral para generar nuevos empleos, otorgar créditos a la producción e invertir en infraestructura, salud y educación, entre otras cosas.

Asimismo, complicando aún más el panorama, el nuevo gobierno hereda un país con estructuras estatales corruptas, donde la malversación de capitales estatales fue moneda corriente durante décadas. Siendo consciente de ello, Lugo expresó poco después de recibir la banda presidencial: "Hoy termina un Paraguay exclusivo, secretista, con fama de corrupción. Hoy se inicia la historia de un Paraguay cuyas autoridades y pobladores serán implacables con los ladrones de su pueblo, con acciones que nublen la transparencia y con aquellos pocos dueños feudales de un raro país del ayer enclavado en el presente".

Finalmente, y no por ello menos importante, Lugo deberá enfrentar los conflictos en el seno del propio gobierno. Con una minoría en el Congreso y siendo parte de una coalición de fuerzas, el mandatario deberá equilibrar las diferencias que surjan entre los movimientos que lo llevaron al poder. Ya su vicepresidente Federico Franco, líder del histórico Partido Liberal Radical Auténtico, expresó su desacuerdo en los nombramientos otorgados por el mandatario: “Si este partido fue el que aportó el gasto, si tiene casi el 80% de los votos del presidente Lugo, tenemos sólo tres o cuatro ministerios. Obviamente no se compadece con el resultado electoral”. Y aunque Franco enfatizó que respeta la decisión del Presidente y que la relación con él es cordial, esta primera desavenencia es un signo de los difíciles tiempos por venir en un gobierno heterogéneo en su conformación.
Los 12 convenios de cooperación firmados con Chávez son el primer paso para fortalecer el vínculo entre Paraguay y Venezuela.

Alianzas y desafíos en la región

No es casual que en su primer día de gobierno (en la ciudad de San Pedro en el departamento más pobre del país del que fue obispo católico durante diez años), Lugo estuviese en compañía de su par venezolano. En efecto, el encuentro con Chávez resalta la intención de ambos países de afianzar su cooperación. El cambio de signo en Paraguay significa un importante impulso hacia la integración regional y al fortalecimiento del Mercosur como herramienta para lograrlo.
Sin embargo, incluso en el terreno de las relaciones internacionales Lugo tiene desafíos importantes. No sólo la renegociación de Itaipú y Yaciretá sino el reto de lograr limar las diferencias que amenazan la unión del bloque. Paraguay viene reclamando junto a Uruguay una mayor simetría en el intercambio y cooperación de los miembros, ambos países se ven perjudicados por las medidas arancelarias dictadas por los grandes del sur, Argentina y Brasil.
Con la presencia de Chávez durante su primer día de gobierno, Lugo consolidó una alianza estratégica y necesaria de colaboración para las mejoras de Paraguay. Los mandatarios firmaron 12 convenios de cooperación en materia de energía, tecnología, comercio, educación y salud.
En este sentido Chávez expresó que deseaba “cumplir al pie de la letra” los convenios firmados, ratificó su apoyo al nuevo gobierno y afirmó "vamos a suministrarle a Paraguay todo el petróleo que necesite". A cambio de ello es importante para el mandatario venezolano que el nuevo Congreso paraguayo ratifique el ingreso de Venezuela al Mercosur, trámite que está demorado desde hace tiempo.

Lo cierto es que Lugo deberá realizar cambios estructurales para lograr enfrentar el difícil panorama de su país, cuya situación no es mucho mejor que la que debe enfrentar Morales en Bolivia. Para ello no sólo será una carta clave el apoyo de la coalición que lo llevó al poder sino, por sobre todas las cosas, el aval del pueblo paraguayo.
Laura Elisandro

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