El Presidente Lula Da Silva pidió que en la próxima cumbre de
La decisión del gobierno de Álvaro Uribe de permitir la instalación de tres bases aéreas norteamericanas en territorio colombiano, no sólo cayó mal en los vecinos que mantienen diferencias con
Brasil tomó la voz cantante de las críticas al acuerdo militar que en el próximo mes de agosto suscribirán Washington y Bogotá.
En conferencia de prensa, el canciller brasileño Celso Amorim anunció que el embajador de su país en EEUU pedirá informaciones al Departamento de Estado sobre los alcances del convenio que permitirá al Pentágono poseer el control de las bases de Malambo, Palanquero y Apiay.
"Recibimos informaciones de Colombia, pero aún tenemos algunas dudas. Es algo que despierta preocupación porque estamos en una región que convive en forma pacífica, y la existencia de bases de un país externo al continente sudamericano es preocupante".
El Presidente Lula Da Silva, luego de una reunión bilateral llevada adelante con su par Michelle Bachelet en la ciudad de San Pablo, se refirió al polémico tema: "A mi no me agrada una base norteamericana en Colombia. A mi no me agrada, pero como a mi no me gustaría que Uribe diera opiniones de las cosas que hago en Brasil, prefiero no dar opiniones sobre las cosas de Uribe".No obstante su intención de no meterse en los asuntos internos colombianos, el mandatario propuso que los alcances del acuerdo militar sean tratados en la próxima reunión de
Esta propuesta fue respaldada por Bachelet, quien señaló que la decisión del gobierno colombiano "afecta a todos los países, que están inquietos".
Uribe sigue intransigente y ya anunció que no concurrirá a la cumbre de la UNASUR
Lula ve con malos ojos la instalación de bases norteamericanas en territorio colombiano ya que ello no sólo trae tensión y amenaza con desatar una carrera armamentística en la región, sino porque esto también amenaza con entorpecer el desempeño del Consejo Sudamericano de Defensa, una institución -apadrinada por Brasilia- que aglutina a la mayoría de los ministerios de defensa de Sudamérica y que abroga por la solución pacífica de los conflictos sin la injerencia de Washington.
"Ya que nos vamos a reunir el día 10 (de agosto) en Quito en
Aunque el gobierno colombiano todavía no se ha manifestado acerca de este ofrecimiento, la búsqueda del diálogo y el consenso aparece como un camino realmente complicado.
Álvaro Uribe se muestra inflexible en su decisión de permitir la instalación de bases norteamericanas en su territorio, ya que de esta manera busca seducir al congreso norteamericano, el cual en los próximos meses debe decidir el futuro del Tratado de Libre Comercio firmado por ambas naciones.
Una clara prueba de la intransigencia de
A pesar de esta negativa, Brasilia se mostró predispuesta a mediar en la crisis originada entre Colombia y Venezuela. “Brasil, naturalmente, siempre trabajó y seguirá trabajando por una amistad y reconciliación entre esos dos países, porque ambos son amigos nuestros, ambos tienen buenas relaciones con Brasil", afirmó el canciller Celso Amorim.
Más allá de este llamado a recomponer las relaciones, es evidente que Brasil sospecha que EEUU quiere utilizar las bases militares en territorio colombiano para neutralizar los gobiernos que lideran el proceso de integración latinoamericano-sobre todo a Hugo Chávez- y de paso no perder presencia militar en la región.
Por eso el gigante latinoamericano repudió la instalación de las bases, ya que considera que esto representa un gran retroceso que amenaza con derrumbar los logros en materia de cooperación alcanzados en este último tiempo.
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