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29 jun 2009

Fuerte repudio internacional al golpe de estado en Honduras


Diarios en Bicicleta

La comunidad internacional salió a exigir el respeto de la integridad democratica en Honduras y la inmediata restitución de Manuel Zelaya(foto) a la Presidencia de la Republica. Fuente: achivo

Cuando parecía que los tiempos de los golpes militares, la violencia ideológica, ya había quedado definitivamente en el pasado de los pueblos de América Latina, el pasado domingo el ejército de Honduras- respondiendo a la iniciativa del Congreso y la Corte Suprema de Justicia- arrestó y envió forzosamente al exilio al Presidente Manuel Zelaya.
El Mandatario, que justo se aprestaba para realizar el fin de semana una consulta popular para determinar si los hondureños estaban a favor- o no- de la puesta en marcha de una reforma constitucional que abría el paso a la realización de profundos cambios en el país, fue cargado en horas de la noche en un avión militar y trasladado hasta una base aérea en Costa Rica.
Mientras tanto los sectores que llevaron adelante el golpe de estado; en medio de un riguroso toque de queda y un bloqueo informativo sobre los noticieros internacionales( como la CNN y Telesur); proclamaron como nuevo Presidente de Honduras al entonces titular del Congreso, Roberto Micheletti.
Desde San José, luego que fuera recibido por su par Oscar Arias, Zelaya enfatizó que, a diferencia de lo que sostienen los golpistas, en ningún momento dimitió a su cargo de Jefe de Estado.
"Nunca he renunciado ni nunca voy a usar ese mecanismo. Es totalmente falso. Es otro crimen más contra la democracia. Es una conspiración político-militar de una elite que tiene miedo a las manifestaciones políticas…A mí casi me asesinan en la mañana; entraron a balazos; rompieron las puertas a balazos; entraron militares encapuchados y me sacaron amenazado de muerte", añadió.
El Mandatario no sólo llamó a la población hondureña a la resistencia pacifica, sino que también instó a la comunidad internacional a “condenar fuertemente el atentado contra la democracia y a desconocer el gobierno de facto emergente”.

Venezuela, Bolivia, ahora Honduras

Desde que irrumpieron en la región a comienzos del siglo XXI, los sectores oligárquicos han hecho hasta lo imposible para intentar detener por la fuerza a buena parte de los gobiernos populares que hoy en día el proceso de integración latinoamericana.
El primer caso fue el golpe de estado en Venezuela en el año 2002, cuando militares sublevados (aludiendo la “defensa de la democracia”) arrestaron al Presidente Hugo Chávez Frías y designaron en su lugar al empresario Pedro Carmona.
Finalmente la intentona terminó fracasando, debido a que las movilizaciones populares de los sectores afines al chavismo-mas la presión de la comunidad internacional- lograron que se restablezca el orden democrático en la nación venezolana.
Una situación similar se vivió en septiembre del año pasado en Bolivia. Los sectores autonomistas del Oriente, respondiendo a los intereses de las oligarquías de los departamentos de la denominada medialuna (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando), llevaron adelante un golpe cívico-prefectura que buscaba derrocar al Presidente Evo Morales Aima.
Luego de semanas de atentar contra gasoductos, tomar instituciones estatales, la sublevación finalmente terminó siendo desarticulada gracias a la efectiva intervención de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR).
Lo que sucede actualmente en Honduras sin dudas cayó como un baldazo de agua fría para la comunidad internacional, no sólo para los gobiernos de la denominada nueva izquierda latinoamericana, sino también para los más ortodoxos que salieron a criticar fuertemente el atentado contra la democracia perpetrado en la nación centroamericana.
Sin dudas es saludable que todos los organismos internacionales (la ONU, la OEA, la Unión Europea, la Alternativa Bolivariana de las Américas-ALBA-, etc) hayan salido a repudiar lo sucedido y a exigir la inmediata restitución del Presidente Zelaya al “cargo parta el que fue democráticamente elegido”.
En este sentido, desde la ciudad de La Habana el canciller cubano, Bruno Rodríguez, describió al golpe como una “acción criminal” y a su vez remarcó que “en el mundo de hoy no es posible realizar golpes de estado brutales, violatorios del derecho, como este. La época de las dictaduras militares en América Latina ya pasó”.
Para que el régimen de facto termine cayendo sólo con el paso de los días, los mandatarios latinoamericanos -abroquelados en distintos bloques de integración- buscan profundizar el aislamiento internacional del nuevo régimen militar.
“Esa es la postura que vamos a coordinar”, afirmó el canciller ecuatoriano Fander Falconì. El funcionario resaltó que no sólo hasta el momento “ningún país ha apoyado el golpe”, sino que también actualmente se están llevando adelante políticas multilaterales en todos los ámbitos para restablecer lo más rápidamente posible a Manuel Zelaya a la Presidencia.

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