Diarios en Bicicleta
Mientras Lobo tomaba juramento, Manuel Zelaya partió al exilio hacia Republica Dominicana
Porfirio Lobo juró como el nuevo Presidente de los hondureños. Los golpistas finalmente lograron salirse con la suya, burlaron en un sinfín de ocasiones a la comunidad internacional y de esta manera parecieran cerrar el nefasto circulo iniciado el 28 de Junio del 2009, cuando tropas militares asaltaron el Palacio Presidencial en Tegucigalpa y a punta de pistola obligaron al por entonces Presidente Constitucional Manuel Zelaya que aborde un avión con destino a la República Dominicana.
De esta manera se abrió en la nación centroamericana un período de abusos, el estado de sitio y las sistemáticas violaciones a los derechos fueron moneda para así acallar a todo aquel que osará enfrentar al régimen del dictador Roberto Micheletti. Quien al parecer podrá alcanzar su sueño de emular la gesta de Augusto Pinochet y de ahora en más será por la oligarquía local como el hombre que evitó que “Honduras caiga en las fauces del chavismo”.
Hoy en día ya tenemos una real dimensión que el golpe de estado no fue dirigido con el fin de evitar que Zelaya adopte un modelo político similar al que pregona el Presidente Venezolano, Hugo Chávez, sino que el mismo también representa una amenaza latente que se cierne sobre los procesos de integración que se han evidenciado en la región latinoamericana en este último tiempo.
Esta es la razón porque los halcones del Departamento de Estado norteamericano decidieron mantener a toda costa en el poder -a pesar de la fuerte presión de la comunidad internacional- a Micheletti y sus secuaces, porque eran concientes que solo de esta manera podrían impedir el progresivo avance que la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) estaba llevando a cabo en el territorio centroamericano.
Pero mejor ahora volvamos a la asunción de Lobo y a las repercusiones que puede tener para el resto de los países de Latinoamérica el exitoso mecanismo golpista utilizado por los militares hondureños.
Lo sucedido sin dudas nos permite concluir que, a pesar de que hace años nuestra región no padecía el flagelo de los golpes de estado, es necesario reforzar notablemente las instituciones democráticas para así evitar que nuevas intentonas golpistas surjan en otros países de America Latina.
Asimismo la “legitimación” del golpe en Honduras también pone en evidencia la extrema debilidad de los organismos de diplomacia multilateral regionales. A pesar del contundente rechazo que suscitó en distintos órganos supranacionales (como por ejemplo la OEA, la ONU) el derrocamiento de Manuel Zelaya, el juego vacilante llevado a cabo por los Estados Unidos finalmente les terminó dando aire a los golpistas: a tal punto que estos terminaron saliéndose con la suya.
Micheletti no sólo se aseguró una banca vitalicia en el Congreso, otra similitud con su idolatrado Pinochet, sino que también -horas antes que jure Lobo- logró que el Congreso sancione una amnistía para así limpiar de culpa y cargo a la cúpula militar que realizó el golpe y a los funcionarios civiles que comandaron con mano de hierro los destinos del país durante los últimos siete meses.
No es que la receta se vaya a repetir de manera calcada, pero sin dudas es necesario tomar en cuenta las lecciones que dejó lo sucedido en Honduras para tratar de evitar que en el futuro surjan nuevos golpes de estado- disfrazados de “sucesiones constitucionales”- que busquen cerrar el paso de los procesos de cambio social registrados en algunos países de la región.
Mientras Lobo jura, Zelaya parte a un largo exilio
Ante la presencia del Presidente de Taiwan, Ma Ying-Jeou; de República Dominicana, Leonel Fernández; y el de Panamá, Ricardo Martinelli; Porfirio Lobo asumió como el nuevo Presidente de Honduras.
“Acabamos de salir de la peor crisis política de nuestra historia democrática, pero hemos logrado evitar todos los grandes peligros que afrontaba nuestra nació…Deseamos que la reconciliación nacional se extienda a una necesaria e indispensable reconciliación con la comunidad internacional", aseguró un exultante Lobo.
Lo cierto es que más allá del optimismo del flamante Mandatario, Honduras hoy en día se encuentra en una situación económica extremadamente delicada. Lobo no sólo deberá reconstruir el aparato productivo de uno de los países más pobres de América Latina, sino que también deberá trabajar fuertemente para así tratar de levantar el férreo aislamiento internacional que hoy en día pesa sobre su gobierno.
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