Como según su perspectiva la liberación de Moncayo sólo obedece a “intereses políticos”, Uribe remarcó que sólo aceptará que la Cruz Roja Internacional y la Iglesia Católica lleven adelante la logística que a la postre permita cristalizar el regreso a la libertad de Moncayo.
Al ser conciente que la decisión adoptada iba a provocar un fuerte revuelo, el Mandatario hizo hincapié en que está dispuesto a resistir las consecuencias de la misma.
"Que vengan esas presiones del país, de la comunidad internacional, de la oposición. Que se disfracen esas presiones como quieran, pero compatriotas, firmeza. No nos van a coger ablandados ahora".
El primero que salió a manifestar “su extrañeza” por la decisión de Uribe y a defender la labor de mediación llevada adelante por Piedad Córdoba, fue el ex Presidente Carlos Gaviria.
Mediante un comunicado, el ex Jefe de Estado invitó a la Casa de Nariño a “reflexionar sobre la conveniencia de que se tomen las decisiones necesarias para hacer posible que termine el sufrimiento de los secuestrados y de sus familias”.
Gaviria señaló que, no obstante las discrepancias ideológicas que pueda tener con Piedad Córdoba, Uribe no puede negar que “el movimiento Colombianos y Colombianas por la Paz, en el cual hay destacadas personalidades y dirigentes políticos, de manera seria y comprometida ha venido cumpliendo una gestión con evidente sentido humanitario".
Es más desde que fue designada como mediadora en el 2007 en el intercambio humanitario con las FARC, la senadora liberal ha logrado la liberación unilateral de más de una decena de secuestrados que se encontraban en poder de la guerrilla.
La decisión de Uribe de prohibir la participación de colombianos por La Paz en el rescate de Moncayo, apunta a limitar la influencia de la organización liderada por Piedad Córdoba en la opinión pública colombiana. En este sentido se entiende el rumor que indicaba que el gobierno colombiano estaba buscando llevar adelante un operativo militar para así forzar la liberación del cabo Moncayo, pareciera que la Casa de Nariño prefiere priorizar las contiendas políticas, antes que dar luz verde a una salida “negociada y pacifica” al conflicto armado que vive el país latinoamericano desde hace más de cinco décadas.
Uribe continúa firme en su decisión de prohibir la participación de Colombianos por la Paz porque sabe que esto no le es conveniente para sus objetivos políticos venideros, ya que- aunque en una reciente visita a España dijo que no es un “ambicioso del poder”- el Mandatario cada vez esta haciendo más evidente su deseo de postularse a la Presidencia por una tercera vez en las elecciones del año que viene.
No obstante que esta iniciativa choca contra lo estipulado por la Constitución Política del Estado, el Mandatario parece decidido a perpetuarse en el poder para así continuar hasta las últimas consecuencias la "guerra a sangre y fuego" contra las FARC.